jueves, 30 de septiembre de 2021

El Viaje

Laniakea


E
l viaje había resultado agradable, hasta placentero. Una rutina cumplida entre tanto espacio y tanta vida.

El acercamiento se hizo casi imperceptible, seguramente el detector abstracto ha captado desequilibrio emocional en alguno de los sistemas circundantes. Mientras mi mente se recreaba en dificultades humanas insuperables del pasado, de ese pasado tan remoto pero aleccionador hasta la infinidad de los días.

Mi transporte vital iba reuniendo información sobre el asunto que activaba su función sanadora, atrayéndolo inexorablemente hasta su contacto. Habíamos conseguido hacer extensiones mentales de nuestro antiguo y limitado cuerpo, dándole nuestra fuerza activa e impronta, haciendo de nuestro espíritu un vasto poder sin límites en cada uno de nosotros, convirtiéndonos en esa especie perfecta que la humanidad había soñado, tan en comunión con el Universo que llegamos a ser el Universo mismo, sin conquistas ni guerras, porque la conquista ahora se ha transformado en el alcance infinito de un elevado destino espiritual, y la guerra, en un inmenso poder para enfrentar las falsas acepciones de los sistemas y poder amar de forma incondicional, usando nuestro poder para ayudar a otros.

Que lejos, si miro aquel sector oscuro de la galaxia, sin vida; que lejos en el tiempo de esa unidad, pienso, mientras se produce el contacto. El planeta tiene un aspecto afable con su rojo intenso de gases en la atmosfera matinal de dos soles, uno de ellos ya ilumina la faz del contacto y no me pregunto cuánto durará; el tiempo., esa medida tan antigua había estado invadiendo uno de mis proyectos mentales. Tal vez lo tome a análisis cuántico esta valoración mecánica de lo que transcurre y porque lo valoraban tanto aquellos humanos.

De pronto ya siento el contacto de alguien que tienen su ser estremecido por una remota debilidad, desequilibrando su existencia. Con la ayuda de una de mis extensiones comprendimos su origen y la asimilamos; el equilibrio se restauró poco a poco.

Agradecí, concentré mi fuerza activa y abandoné el planeta.

LPL 1988