martes, 9 de septiembre de 2008

Irse (Quedándote o Yéndote)

Dicen que los caminos del Señor son inescrutables, también aprendes que nunca terminan, que a veces no llevan a ninguna parte, o terminan en el sitio que comenzaron solo que un poco más viejos, quizá tarde. Otros afirman que es el destino que te lleva, los mismos avatares que corrigen cuando, se supone, te has desviado de la línea trazada. Hoy, mi vida va dando vuelcos del corazón, tanto me embarga un sentimiento de felicidad como caigo en las más oscuras profundidades de la desazón y el dolor. Ya no se trata, de algo o de alguien, empieza a ser la vida misma que te lleva sin más y me siento impotente. Soy incapaz de retener el amor, quizá sea este mi gran carencia: creo que doy todo, que amo de verdad, que hago todas las concesiones necesarias para el equilibrio, que intento ser dúctil, cortés y a veces demasiado abierto, que discuto con vehemencia y a veces pego un grito, que en ciertos momentos el día de la tierra me resulta muy pesado y clamo por un orden cósmico, inteligente, exento de estupidez. 

Tengo mis días. He pasado toda una vida buscando quien soy realmente (si es que hay una realidad, hablo por lo menos de esta donde me tocaron muchas vidas y una sola realidad, de momento), y entre la construcción y la destrucción de mis afectos, fui intentando ser a través de mis intuitivas aspiraciones, queriendo tan pronto volar como aprender a mirar, emocionarme con lo bello y hacer corazas (cascaritas) ante lo doloroso, lo feo. Creo que ninguno de nosotros sale indemne de este tránsito. Pero hoy es distinto, no tengo coartada, todo empieza a tener respuesta desde un pasado que se hace presente diciéndote que todas tus corazonadas tienen colores y además son aún más bellas que su palpitar... Comparto el sentimiento con todo lo que me rodea, reconciliándome con las formas y claro, esto a veces no sale de la forma deseada, soy humano y además abandónico (no es para menos). 

Quiero pastos verdes, amables, con su áurea ámbar en los atardeceres entre volutas de aromas, quiero ver el sol henchido de energía y volar cada día por sobre la tierra viendo mi hogar pero en ese hogar, los seres que amo hacen el prodigio, de que yo amanezca cada día en un lugar así. Uno se va de los sitios de muchas formas, a veces abruptamente, con la premura del shock que provoca la huida, otras de a poco, con el día a día, a veces meditado a veces solo transitado sin paradas. Pero en cualquiera de los casos, el movimiento te obliga a hacer un equipaje enorme, en el intentas meter absolutamente todo lo necesario y nada más, intentas cuidar que no se cuelen los motivos por los que te vas, más que nada porque luego te puedes ver obligado a revisarlos. Sin embargo, siempre no vamos con todo a cuestas. Todo. Irse no es terminar, no concluye nada, solo empiezas otra cosa sin (aparentemente) lo anterior. 

 

 Jesús ha dicho: Que quien busca no deje de buscar hasta que encuentre, y cuando encuentre se turbará, y cuando haya sido turbado se maravillará y reinará sobre la totalidad y hallará el reposo. (Evangelio gnóstico de Santo Tomás)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver Vortice,



O te vas o te quedas. Las dos cosas a la vez no se puede. O si?

Podemos filosofar hasta el eterno, pero la realidad es que solo tenemos un aquí y ahora. Lo demas son proyecciones del coco o del corazon.

Y no es que no hayan estaciones, cambios, permanente evolucion. Pero aquí estamos. En este unico momento, medido en milisegundo!

Y esto de las proyecciones del corazon/coco, esto de la busqueda del amor eterno, me parece cada vez mas que tenemos que dejar de buscar y dedicarnos a ser. Dedicarnos a querernos mas, querernos todo. Si al final del cuento estamos solamente solos.

Entonces: que parte no entiendo: te vas o te quedas. Te despides o te quedas. Y si te vas, llevate lo minimo, ve mas liviano que en el camino ya tendras oportunidad de cargarte con mas cosas.

Deja de correr, deja de pensar. dedicate a mirar los pajaritos deste tu balcon, dedicate a mirar como crecen las plantas en las aceras. Y recibe un abrazo.

Vórtice dijo...

A ver Ax...

Este post es muy viejo, solo que al etiquetarlo se volvió a distribuir, y es de una genuina noche de octubre de 2006 en la que escribí al camino o por el camino, sin pretender hacer dogma y sí ahondar en la poética del irse o quedarse, reflexionando sobre quienes te acompañan y los que que se quedan.

Además, nunca volvemos a ninguna parte realmente, siempre estamos yendo..

y para terminar, un párrafo de la cancíón del Flaco en la que está inspirado el post:

"Esto será siempre así, quedándote o yéndote; la lluvia borra la maldad y cura todas las heridas de tu alma"

Un abrazo amigo del camino!