sábado, 16 de enero de 2010

Palabras

Con Héctor, en los momentos de no hacer nada, en las tardes de siesta entre travesura y aventura allá en el lejano Longchamps de Buenos Aires, nos cuestionábamos una palabra que se nos antojara especial, aunque fuera la más trivial, y la repetíamos una y otra vez hasta que ésta perdía su sentido; también la deformábamos para cambiarle su significado. Así surgieron un montón de ellas que nos expresaban mejor, incluso insultos y picarescas que se presentaban ininteligibles para los que no estaban dentro del juego lo que hacía más deliciosa la complicidad, el poder de la amistad. Hoy que juzgo tan importante la comunicación y que están a mi alcance todas las acepciones del mundo en el idioma que sea, muchas veces me faltan las palabras para expresar el propósito. Busco en los innumerables blogs la sustancia del día de personas conocidas y de colegas virtuales a los que pongo rasgos según sus palabras convertidas en sentimientos, sensaciones, emociones.


Somos nosotros quienes damos sentido y valor a las palabras, somos nosotros que hoy nos estremecemos con la inmensidad de la tarea por la que estamos aquí. Y en los momentos que el 'exterior' nos abandona por la misma dinámica de la existencia que creamos como sociedad, el sentido de algunas se desvanece y de otras  cobran nitidez y conciencia. Así, hay palabras que están pero no se expresan y algunas producen culpa justamente por no haber sido pronunciadas. Otras corren veloces por los medios, se equivocan, cambian su forma para entrar en un cuadro de ciento cuarenta caracteres y dar una idea que me lleva a otras palabras que quizá sean un hallazgo o algo intrascendente. Muchas dan alivio y consuelo, y pocas como tesoros me abren la mente hacia nuevos horizontes y confines donde suceden otras cosas.

Viendo un programa de Eduard Punset donde entrevista a un psicólogo norteamericano sobre si somos más libres por tener más donde elegir... o más bien nos ahogamos en el océano de posibilidades que tenemos a nuestro alcance, me retrotrajo a este tema de las palabras y las elecciones, así recordé mi antiguo juego de la repetición, y efectivamente vivimos con tantas opciones que elegir pierde su sentido si no nos paramos ante el mar de posibilidades y reflexionamos honestamente acerca de nuestras reales necesidades. La sensación de velocidad, de que el tiempo no nos alcanza, que el año pasado fue ayer y recordamos pocos detalles de el, según explica este experto, se debe justamente al exceso desbordante de posibilidades y a nuestra propia insatisfacción respecto de nuestras elecciones. Pero nosotros mismo hemos creado estas necesidades, ¿porqué agobiarnos por ellas?!! Me pregunto...

Así que cuido mis palabras, pero no me vuelvo solemne por ello, aprendo a jugar con ellas sin que me importe que pierdan su sentido, de esta forma puedo equivocarme y escoger otras, decir te quiero y sentirlo, pedir perdón con reconocimiento, felicitar con verdadera satisfacción, describir con emoción, elegir con corazón. Héctor estaría de acuerdo, al menos aquel pibe pecoso y muy boca sucia que llenó mi preadolescencia de risas y travesuras, con el que inventamos palabras que aun hoy son las entradas indescifrables a mis múltiples sitios personales en la red, palabras que no están escritas en ningún libro, que no producen resultados en los buscadores y que solo están impresas en mi corazón. Héctor, allí donde estés, te abrazo con estas líneas que pretenden ser más que palabras en loa por aquellas que inventamos.

Lpl’10

"La vida no es una meta, busca un recorrido. La vida es un peregrinaje. Disfruta cada momento, porque cada momento es una meta en sí mismo."
Osho





5 comentarios:

Paula Lago dijo...

Pucha! hacía mucho que no leía algo tan estupendo. Y pensar que yo jugaba a lo mismo, incluso hoy me da por repetir muchas veces palabras que suenan hermosas y luego de tantas repeticiones suenan extrañas, incluso ajenas. No sé si te interesa pero te invito a leer una anécdota corta que tiene que ver con esto de las palabras aquí

Vórtice dijo...

Tal cual, solo he recordado este juego infantil a partir de la inmensa ola de información proporcional al vacío que experimenta nuestra organización social. Una reflexión que da para mucho más, solo que mi objetivo final fue agradecer a amigos que dejé en el camino por mis circunstancias y nunca más he vuelto a ver. Ese es uno de los objetivos de este blog y de 'El Árbol de la Memoria' (una ardua tarea interior de apertura que me cuesta lo suyo).

Que bueno que seamos muchos los que jugamos a lo mismo. Muchas gracias por tu elogio. Nos vamos siguiendo...¡y comentando!

Un abrazo
Luis

JL Cancio dijo...

Hermoso post. Vivan las palabras, hay que usar las palabras exactas, para que los demás las completen con sentido.
Abrazo!!

Vórtice dijo...

Gracias querido Jose! ¿Qué pasa, parece que últimamente no encontramos las palabras? Contate algo o cantate algo...

Abrazo!

madroca dijo...

Precioso texto el encontrado en tu blog, los que ahora jugamos con las palabras de una manera más seria, seguimos en parte recreandonos en esas compplicidades infantiles o juveniles en las que empezamos a movernos entre ellas, y fue entonces cuando descubrimos que no era tan aburrido andar ese camino.
Un placer haber encontrado tu blog, te invito a pasarte por el mio, "destellos de luna y viento"
Un placer