«Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que al hombre que lo desvela
una pena estrordinaria
como el ave solitaria
con el cantar se consuela...».
al compás de la vigüela,
que al hombre que lo desvela
una pena estrordinaria
como el ave solitaria
con el cantar se consuela...».
-Martín Fierro de José Hernández –
Quiero empezar el año rompiendo el silencio de mi blog, silencio que no pretendo justificar al romper el silencio. Quizá por eso empiezo con la primer estrofa del Martín Fierro y como ave solitaria con mi cantar me consuelo.
El pasado, ha sido un año complejo, por dentro y por fuera, en las orillas y en alta mar, en la montaña y en el valle, para terminar en una llanura inmensa e inabarcable que no promete nada y a la vez atrae, incita, impulsa a caminarla sinfín. Como la Pampa de la Historia Argentina de Fresán, como la Pampa de mis sueños recurrentes donde sobrevuelo su inmensidad.
No pretendo tampoco hacer un balance exhaustivo de estos doce meses donde el tiempo no es exactamente lineal, si no ondas a veces más pronunciadas, otras plegadas y replegadas dando la sensación de inmovilidad en los momentos aciagos. Esos momentos que algunos llaman bajón o depresión, pero que yo identifico o proceso más como reflexión, esa reflexión que produce la hemorragia verbal de lo largamente contenido; como el punto donde recobro la energía y disposición suficiente para salir de mi mismo para poder contarlo. Ondas suaves en otros momentos que atraviesan mi cuerpo transformándome... No, no me gustan los balances, siempre tan relativos.
«Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer...
Era una delicia ver
cómo pasaba sus días»
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer...
Era una delicia ver
cómo pasaba sus días»
-Martín Fierro de José Hernández –
Ya nada es lo que era, las rutinas de la humanidad se han visto trastocadas por un vendaval de acelerados cambios, unos provocados otros fortuitos, pero son cambios de largo alcance, cambios que no terminan aun de asentarse y que aun traerán más cambios, y que obliga a la mayoría de nosotros a ser concientes de que algo diferente está pasando. Más allá de nuestras creencias y experiencias, más allá de todo lo conocido; esto nos lleva a un permanente ‘revival’, a recrear con fruición lo que fuimos, lo que sentimos en el pasado, léase: libros, música, moda, objetos, personajes... nuestro mundo actual, pese a la tecnología, es un permanente mirar por el retrovisor hacia tiempos más amables, más amados. En definitiva, que se agotaron todos los manuales, todos han quedado obsoletos ante lo que vendrá.
Esta es mi perspectiva, mi punto de vista, mi sentir. Esto es lo que he vivido en este 2010.
En lo personal, la satisfacción de haber podido arrancar con un modo de vida diferente, donde el trabajo se compagina con el desarrollo personal. No es sencillo teniendo en cuenta los tiempos que tocan, ni tampoco exento de riesgos y dificultades, requiere una cierta dosis de arrojo y de replanteamiento del estilo de vida convencional. Ciertos desajustes familiares, la satisfacción de haber retomado el contacto con familiares y amigos en tierras lejanas. El poder dedicarme totalmente a crear formas de hacer mejores los viajes, el estar en constante movimiento. Muy adentro la misma búsqueda que provoca la insatisfacción de la existencia, siempre con la certeza que hay algo más. Algo más, que al final es la inmensa Pampa.
Queridos afectos, amigos y blogueros que el 2011 nos depare lo mejor de nosotros mismos, que se cumplan la mayor parte de nuestros deseos (no siempre se puede tener todo), disfruten de la vida, de los amores y de los placeres.
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